Vecinos del barrio Ajonjolí en la parroquia Luis Hurtado Higuera explicaron que hasta lo equivalente a 80 dólares, puede costar el achique de pozos en su sector.
La mayoría de los sectores más alejados del oeste de la ciudad no cuentan con servicio de aguas servidas, y es allí donde se concentra el servicio de achiques de pozos de la Alcaldía de Maracaibo, que a través de su Dirección de Aguas inició el 2025 reforzando este tipo de atenciones.
El servicio empezó en 25 viviendas del barrio Ajonjolí, parroquia Luis Hurtado Higuera que tiene más de 70 años de fundado, cuenta con más de 100 casas y todas las familias que allí habitan deben invertir en achicar sus pozos, muchas veces cada seis meses.
Adrián Romero Martínez, alcalde encargado de Maracaibo, explicó que este servicio será reforzado con la activación del segundo equipo de succión que durante todo el año se instalan en el oeste para ayudar a los vecinos.
“Tenemos nuestros dos equipos de destape enfocados en este servicio, pero además tenemos el equipo de destape contribuyendo a solucionar los problemas de los vecinos de todas las parroquias de Maracaibo, en especial los que viven en el oeste”.
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Javier Otero, director de Aguas, detalló que durante 2024 se atendieron más de 600 casas con este servicio, beneficiando a las parroquias Venancio Pulgar, Luis Hurtado Higuera, San Isidro, Antonio Borjas Romero, Idelfonso Vásquez y Francisco Eugenio Bustamante.
Ángela Morales, ama de casa de 69 años y beneficiaria del achique de pozos, explicó que tener pozos sépticos desde hace más de 40 años es vivir en constante zozobra. “Siempre corremos el riesgo de que los pozos se desborden. Aquí vivimos cinco personas y siempre estamos pendientes de cuidar el agua que le echamos porque si se desborda es imposible estar en la casa. Este beneficio nos trae alivio porque sabemos que vamos a estar tranquilos casi un año”.
Por su parte, Yamilet Atencio, ama de casa de 30 años, explicó que muchos pozos se desbordan cuando llueve y la situación se vuelve insoportable. “Los olores nos vuelven locos. Tenemos que pasar hasta tres días encerrados hasta que se se bajan las aguas y se va el olor. Nos encerramos también porque los niños no pueden estar expuestos a eso porque se enferman y es peor. Ahora estaremos tranquilos gracias a la Alcaldía«.
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