Rafael Ramírez Colina, alcalde de Maracaibo, explicó que haber entregado 619 sillas de ruedas con el programa Sueños Sobre Ruedas que nació en 2022, no es poca cosa para la Alcaldía que no tiene recursos asignados y representa un gran aporte para la población más vulnerable.
El dulce y el amargo se mezclan en una misma experiencia, esta vez en la sala donde vive Néstor González, en la calle Nieto del barrio El Sitio, parroquia Venancio Pulgar, al oeste de Maracaibo. Él es uno de los 39 beneficiados de la edición número 15 del programa Sueños Sobre Ruedas, de la Alcaldía de Maracaibo organizado a través de la Dirección General de Desarrollo Social y, el encargado de entregarle su “carro nuevo” es el propio alcalde Rafael Ramírez Colina.
Dulce por la emoción y el sentido de agradecimiento que expresa el hombre invidente de 73 años al oír la noticia de la silla nueva. Recostado en su hamaca recibe a la mayor autoridad municipal en la casa de dos piezas que le alquila, por 20 dólares mensuales, a María Márquez, y donde vive con su hija y un nieto de 12 años completamente saludable.
“Aquí llegamos mijo”, le dice el Alcalde. ¿Quién es?, le pregunta Néstor. Le responde Trina, también invidente, quien fue la encargada de solicitar la silla. La respuesta le roba una carcajada, no lo puede creer.
“Este hombre a pesar de todo se ríe. Se alegra de que uno lo visite. Y como él, muchos beneficiados de Sueños Sobre Rueda, el programa más sensible que impulsamos desde la Alcaldía. Un programa que a mí y a todos mis Directores nos permite ver realidades que nos confrontan, pero que a la vez motoriza la solidaridad con la que cargamos por el simple hecho de ser marabinos, venezolanos”, explica conmovido el Alcalde.
También es amargo por “saber que aunque se le ayude, no van a superar la condición y en algún momento, él o sus cuidadores quedarán solos, viviendo su vida”, desarrolla el Alcalde, quien acepta que cada familia que atiende, le recuerda el estricto sentido del hacer buena política: servir.
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“Siempre tengo sentimientos encontrados. Ayudar trae consigo un fresquito al saber que, por ejemplo en el caso de Trina, una cuidadora tendrá que enfrentar la vida con un problema menos, pero también me invade un sentimiento de pena por ellos y a la vez de agradecimiento a Dios por cada respiro, cada plato de comida, cada noche que dormimos bajo techo y cada gesto de amor de quienes nos aman y acompañan”, expresó el abogado laboralista, quien lleva más de 20 años acercándose a la gente y ayudándola “con lo máximo que ha podido” en cada cargo que ha desempeñado como dirigente.
Néstor, el comerciante sobreviviente a un accidente cerebro vascular y afectado en su visión por una condición genética llamada microftalmia bilateral, es un caso sensible. Aun en su condición cría a su nieto, lo pone a leer cuentos y le sirve de compañía cuando tiene que hacer sus tareas. El pequeño no tiene casi a nadie. Al papá lo mataron, la mamá salió del país para poder mantenerlos, y él se quedó con dos adultos mayores, que no saben “quien cuida a quien”. Su casera, Mariíta, “les da vueltas” en el día por su seguridad.
“La situación en esos sectores populares es precaria. He llegado a unas casas que, por donde mire, tiene problemas que arreglar. Siempre quisiera hacer más, aun sabiendo que lo que haga se volverá una gota en medio del mar. Me consuela saber que haber entregado 619 sillas de ruedas en las 18 parroquias de Maracaibo, con un programa que nació en el 2022, no es poca cosa para una Alcaldía que no tiene recursos asignados y representa un gran aporte para la población más vulnerable”, explicó el Alcalde.
Y es que, de las 619 sillas, 311 se han entregado a mujeres, 229 a hombres y 59 a niños, siendo la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, al oeste de la ciudad, la que reúne más beneficiados con 63; seguida de Cristo de Aranza, al sur, con 60 beneficiarios. “Hay gente que tiene infinitamente menos que tú, es feliz, no se queja y le echa pierna a la vida. A ellos son los que tenemos y nos esforzamos por ayudar”, argumentó el Alcalde.
El Alcalde está a punto de irse de la casa de Néstor, pero el anciano lo detiene. Le pregunta: ¿conoció a mi nieto?, lo presenta. “De él salen mis fuerzas, quiero ser para él, un buen ejemplo”, le suelta Néstor. La mano del Alcalde se extiende y recibe la de Adrián Fernández, un estudiante de 4to grado, extrañado por las visitas. Chao, Adrián, gracias por dejarme entrar en tu casa. Se despide de todos, mientras va saliendo.
“Los mejores ejemplos de vida los tenemos en nuestras casas. Mi mamá es recordada por su bondad, mi papá por el trabajo y mi tío por su humanidad. Ellos estaban en otro nivel. Ahora yo debo labrar, para mis hijos, ese ejemplo y legado que quiero dejar y llenar los zapatos de quienes me enseñaron a mí. La política de servicio me ayudará en eso, poniéndome en los lugares más altos como en un rancho de latas sin piso, que un día pude visitar en Cabimas para entregar una canastilla y artículos de aseo personal. Allí decidí hacer la política más pura: la del servicio”, concluyó el Alcalde.
Texto: Lcda. Dayana Fernández
CNP: 16.277
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